Trazos.

Los trazos de mi vida

siempre fueron montañas

que costaba subir por empedradas

pero nunca me detuve

aunque me derrumbara.

Mi corazón siempre por delante.

Inocentemente ciego,

generosamente loco!!

que en su afán de dar y darse, en su ignorancia

solo supo y sabe amar con verdad.

viernes, 19 de agosto de 2011

Seguir remando. Daniela Tomé.


Mi hijo mayor.

El

que nunca estuvo en mis brazos,

del que no quedaron rastros más que en mi alma,

...el que me arrancaron de mi sangre

y por un mandato familiar me extirparon.

mi hijo mayor!

mi CONDENA A MUERTE!

mi otro SOL.

jueves, 18 de agosto de 2011

Steven .

  El hospital le sabía a un hogar lleno de cuidados, en él se sentía protegido. Su cabeza rota no le permitía olvidar el día del accidente, cuando una simple pelota valió más que su propia vida...pero ¿ que vida?llena de golpes, de magullones, de una madre corpulenta, todo poderosa! deseosa de crear músculos hasta en el corazón que no tenía.
  El era solo un niño. Me estremecía su extrema resignación, su generosidad, su complacencia, sus lágrimas callendo silenciosas cuando una aguja le extraía el líquido de su cabeza. Yo veía como se desinflaba ,absorta, con él sufría y me mordía , con los brazos apretando a mi hijo convalesciente y a la vez tratando de abrazar a Steven con los ojos.
  Aveces solitario dibujaba soles y estrellas que adornaban la triste  habitación decolorida. Hablándole con los colores a la madre que tanto deseaba tener , la que en realidad solo esperaba que se cure para poder destruírlo por completo.
  Nunca volví a ver a Steven, me quedé con  su nombre y la promesa de enseñarle a dibujar y también con las enormes ganas de encontrarlo algún día y ver en su rostro un rastro de felicidad.

David y Goliat.

un niño sostiene una piedra,
él es solo un niño con una sola piedra.
Un niño indefenso, maltratado
sobre las ruinas de su vida...de cuántas vidas.
La soledad clavada en sus ojos como una estaca sin pena,
herida abierta su alma
llena de sal,
la de sus lágrimas secas de presenciar el terror, la agonía diaria.
Su corazón explota en el silencio de impotencia, de hartazgo!!
Su mano sostiene la piedra,
sus ojos enfocan, la bestia sedienta de sangre...
Un tanque de guerra.

En las calles...



los niños crecen como los cardos,

silvestres, despojados,
con el cemento en la nariz.
Olvidándose del dolor y olvidados,
mareados de injusticia,
de pobreza en el alma,
de soledades secos, quebrados,
al desamparo de la inhumana humanidad que alcanzamos.
Daniela Tomé.